Por Invitado  

Una explicación de qué son las CBDC y sus diferencias con las criptomonedas descentralizadas.

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Podríamos empezar afirmando que la descentralización es un “mal” que las criptomonedas diseñadas por bancos centrales pretenden, sino eliminar, sí controlar. Recordemos que “descentralización” significa que, como sugiere el nombre, el sistema aludido no está centralizado en un solo punto de poder y/o en un solo origen.

Las criptomonedas son, usualmente, descentralizadas. Bitcoin (BTC), por ejemplo, funciona gracias a más de 12.300 nodos (computadores y mineros) pertenecientes a muy diversos individuos y compañías a nivel global [BitNodes]. Si se apaga un nodo, quedan miles más. Incluso si se apaga un porcentaje importante, como sucedió en el más reciente problema legal en China, Bitcoin seguirá de pie. Ahora mismo ya incluso se ha recuperado.

La imposibilidad de la censura es otra oferta clave de la descentralización. Si “algo” (una moneda) no es manejado por un solo gobierno, compañía, grupo o individuo, sino por miles, entonces la censura de ese “algo” se hace prácticamente imposible. Una mayor privacidad en las transacciones es también una característica añadida.

Por supuesto, como sucede siempre, no podemos decir que todo en la descentralización son ventajas. La gran preocupación al respecto en numerosos gobiernos radica en la posibilidad de que esa falta de control (y privacidad añadida) facilite actividades criminales como el lavado de dinero, las compras ilegales y/o el financiamiento al terrorismo. Si estas son preocupaciones infundadas (como se ha demostrado antes) o no, es otro tema.

Pero son esas preocupaciones las que han llevado a la creación de las Monedas Digitales de Banco Central (CBDC, por sus siglas en inglés) por parte de numerosos países.

¿Qué son las CBDC?

Según un informe del Banco de Pagos Internacionales (BPI, 2018), este tipo de activo es “un pasivo del banco central, denominado en una unidad de cuenta existente, que sirve tanto como medio de cambio como depósito de valor”. En otras palabras, son muy similares a las criptomonedas, pero están centralizadas y totalmente controladas por el emisor (el banco central).

Ahora, como se describe en un informe más reciente del BPI (2020), las CBDC deben seguir algunos principios básicos: “(i) un banco central no debe comprometer la estabilidad monetaria o financiera emitiendo una CBDC; (ii) una CBDC debería coexistir con las formas de dinero existentes y complementarlas; y (iii) una CBDC debe promover la innovación y la eficiencia”.

Podemos decir entonces que son como monedas estables (stablecoins) emitidas por los bancos centrales. Estarían vinculadas a la moneda nacional e incluirían reglas contra el lavado de dinero (AML) y todos los controles oficiales. La privacidad se permitiría según cada gobierno (o no).

Por ahora, la mayoría de estas monedas son solo teóricas. Sin embargo, países como China y Bahamas ya cuentan con sus propias CBDC. Y no sobra decir que la CBDC de China, llamada DCEP, está especialmente diseñada para aplicar control y censura sobre las transacciones de sus usuarios.

CBDC vs criptomonedas descentralizadas

La infraestructura técnica de cada CBDC es algo bastante pendiente de desarrollo en la mayoría de los casos. Sin embargo, la gran diferencia entre las CBDC y las criptomonedas descentralizadas radica en su filosofía.

Bitcoin y la mayoría de las criptomonedas fueron creadas por cypherpunks, que son activistas que utilizan tecnologías que mejoran la privacidad para lograr cambios financieros, sociales y políticos. Bitcoin es, de hecho, una forma de recuperar el poder del dinero de las instituciones centrales.

No se puede controlar, censurar ni limitar de ninguna manera. Así lo han demostrado casos como el de Nigeria. Bitcoin fue prohibido allí porque ayudó a financiar a los manifestantes de oposición, pero ese financiamiento no pudo ser detenido, y tampoco el resto de las transacciones. Eric Hughes describe este objetivo descentralizado en el Manifiesto Cypherpunk:

“La privacidad es necesaria para una sociedad abierta en la era electrónica (…) No podemos esperar que los gobiernos, las corporaciones u otras organizaciones grandes sin rostro nos otorguen privacidad por su beneficencia. Les conviene hablar de nosotros, y debemos esperar que hablen (…) Debemos defender nuestra propia privacidad si esperamos tener alguna. Debemos unirnos y crear sistemas que permitan que se realicen transacciones anónimas”.

Por otro lado, las CBDC pretenden utilizar la misma tecnología para establecer controles sobre el dinero y mantener intacto el sistema financiero actual. Los requisitos y reglas de uso, los montos límite, la identificación obligatoria con documentos oficiales e incluso una mayor vigilancia de las actividades financieras son cosas que se pueden esperar de estas monedas. También se incluyen la censura y el poder de veto (como en China).

Sin embargo, el principal atractivo de las CBDC sería la capa de confianza agregada al proceso. Si algo sale mal, el banco central debería ser responsable de sus acciones. En cambio, y hay que admitirlo, si algo sale mal con las criptomonedas descentralizadas, muy pocas veces habrá alguien a quien acudir o a quien señalar.

¿Cuál es mejor?

Este es un dilema que depende de las circunstancias. La intermediación y control por parte de ciertas instituciones (como los bancos centrales y los gobiernos) proporcionan un mayor sentido de seguridad a sus usuarios. Además, las CDBC pueden resultar muy prácticas e incluso permitir pagos internacionales con mayor facilidad. Aunque dudamos que sean libres de comisiones, y mucho menos serán libres de ciertos requisitos y obligaciones.

A cambio de este, digamos, “servicio”, los usuarios sacrificarían su privacidad y una buena parte de su libertad financiera. Estarían sujetos a posibles congelamientos de fondos, limitaciones de cantidades y establecimientos, mayores costos y condiciones de envíos y retiros.

Dichas limitantes y condiciones desaparecen con las monedas descentralizadas. Mas, de nuevo, hay algunas desventajas también. La primera puede ser la facilidad de uso. Esta es una barrera a la que muchos cripto-usuarios novatos deben enfrentarse. No siempre es difícil utilizar criptomonedas, pero puede llegar a serlo. Y un solo error (como marcar mal una dirección de cartera) puede costar mucho dinero, ya que no existe la “atención al cliente” en este caso.

Esa es precisamente otra desventaja (o no, dependiendo de cómo se mire): el cuidado y manejo de tus fondos dependerá solo de ti. A cambio, podrás conseguir privacidad y un control absoluto sobre tu dinero. Claro que hay una opción adicional interesante. Nada impide, en la mayoría de los casos, que los ciudadanos utilicen ambas, CBDC y criptomonedas descentralizadas. Quizás llegue pronto ese momento.

Entretanto, vale la pena seguir protegiendo tu privacidad y control con exchanges de criptomonedas sin custodia. Estos no manejan tus fondos, sino que solo te solicitan las transferencias en el momento del cambio a moneda nacional, desde tu propia cartera. Uno de ellos es Alfacash, donde puedes comerciar con más de 30 criptomonedas descentralizadas.

ARTÍCULO DE COLABORADOR:

Escrito por Isabel Pérez, Alfacash

Profesional de la literatura en el mundo de las criptomonedas desde 2016. Escritora, investigadora y bitcoiner. Trabajando por un mundo mejor, con más descentralización y café.

Imagen de Alfacash

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