
Microsoft finalizó el soporte de Windows 10 y, al mismo tiempo, impulsa una actualización que coloca a Copilot, su asistente de inteligencia artificial, como el eje del nuevo Windows 11. La medida obliga a muchos usuarios a actualizar, expone datos personales a nuevas funciones de IA y podría generar una ola de desechos electrónicos.
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- Microsoft terminó el soporte de Windows 10 y promueve Windows 11, que no funciona en cerca de Nº 500.000.000 de equipos.
- Windows 11 integrará Copilot en la barra de tareas, ofrecerá activación por voz “Hey, Copilot!” y funciones que ven y actúan sobre tu pantalla.
- Expertos y antecedentes como Recall plantean riesgos de privacidad y seguridad; de momento las funciones son opt-in, pero existe la preocupación de cambios futuros.
🚨 Microsoft finaliza el soporte de Windows 10 y promueve Windows 11.
La integración de Copilot, su asistente de IA, cambiará la experiencia del usuario.
Se estima que cerca de 500 millones de equipos no son compatibles con la nueva versión.
Esto podría generar un gran… pic.twitter.com/AGTUMT6YdQ
— Diario฿itcoin (@DiarioBitcoin) October 19, 2025
Microsoft ha dado por terminado el soporte de Windows 10, una decisión que empuja a los usuarios hacia la adopción de Windows 11 o a optar por soluciones que conlleven costos adicionales para mantener actualizaciones de seguridad. En su cobertura, Futurism informó que la compañía también anunció una suite de funciones de inteligencia artificial que colocan a Copilot en el centro de la experiencia de usuario de Windows 11.
La compañía afirma que esta transformación es la siguiente etapa lógica de la computación personal. Sin embargo, la medida llega en un contexto donde Windows 11 no puede ejecutarse en cerca de Nº 500.000.000 de equipos existentes, según la misma nota. Esa incompatibilidad tiene implicaciones prácticas y ambientales: equipos perfectamente operativos podrían desecharse ante la presión de actualizar.
La narrativa oficial de Microsoft, citada por Futurism y por The Verge, presenta a la IA como una capa integrada y cotidiana. Yusuf Mehdi, vicepresidente ejecutivo y director de marketing de consumo en Microsoft, dijo: “Creemos que estamos al borde de la próxima evolución, donde la IA no solo ocurre en ese chatbot y se integra de forma natural en las cientos de millones de experiencias que las personas usan cada día”.
La empresa agrega que su visión es “reescribamos todo el sistema operativo alrededor de la IA, y construyamos esencialmente lo que se convertirá en la PC de IA”. Esa declaración resume la ambición técnica, pero también plantea preguntas sobre control del usuario, privacidad y el ritmo de adopción forzada.
Qué cambia y cómo funcionará Copilot en Windows 11
La actualización más visible será la presencia de Copilot en el centro de la barra de tareas, ocupando un espacio valioso en la pantalla del usuario. Microsoft busca que el acceso a la IA sea inmediato y predominante en la interfaz diaria.
Según el anuncio, Copilot podrá activarse por voz con la frase “Hey, Copilot!”, creando un nuevo mecanismo de entrada de interacción. Yusuf Mehdi justificó la apuesta por controles de voz en datos de uso de Microsoft Teams, que muestran miles de millones de minutos hablados en reuniones, insinuando que los usuarios ya están acostumbrados a hablar frente a la computadora.
Además de la activación por voz, Microsoft presentó Copilot Vision, una función que permite a la IA “ver” lo que hay en pantalla para ofrecer recomendaciones contextuales y asistencia. En paralelo, Copilot Actions permitirá que el asistente realice tareas locales, como organizar carpetas o buscar archivos, actuando en nombre del usuario.
Microsoft enfatiza que las funciones requieren el permiso del usuario para operar. Sin embargo, la compañía ya enfrenta escepticismo debido a experiencias previas en las que el control y la seguridad resultaron insuficientes. Por ahora, Copilot y sus módulos serán técnicamente opt-in, pero la historia de productos anteriores crea dudas sobre si ese estatus se mantendrá.
Riesgos de privacidad: precedentes y preocupaciones concretas
El anuncio no llega en vacío. Futurism recuerda que Microsoft ya probó funciones similares con Recall, una herramienta impulsada por IA que tomaba capturas de pantalla del escritorio de forma constante. Recall fue fuertemente criticada por fallos de seguridad, incluido el registro de información sensible como números de Seguro Social y el almacenamiento de esos datos en carpetas no cifradas.
Esos antecedentes hacen que la propuesta de Copilot Vision y Copilot Actions genere alarma entre expertos en privacidad. Permitir que una IA vea toda la pantalla y actúe localmente incrementa la superficie de riesgo para fugas de datos y errores de automatización.
Tampoco ayuda el recuerdo histórico de Cortana, otro asistente de Microsoft que Microsoft intentó imponer a los usuarios en la era de Windows 10. Aquella experiencia terminó con resistencia y críticas, en gran parte por problemas de privacidad y utilidad limitada. Futurism y The Verge usan estos ejemplos para contextualizar la nueva ofensiva de Copilot.
En su comunicación, Microsoft señala que solicitará permisos explícitos. Aun así, los analistas advierten que la combinación de decisiones de diseño, presiones comerciales y actualizaciones puede llevar a escenarios donde la adopción sea casi inevitable para grandes grupos de usuarios.
Impacto ambiental y la presión para actualizar
La incompatibilidad de Windows 11 con cerca de Nº 500.000.000 de equipos crea una consecuencia tangible: la posibilidad de generar grandes cantidades de desechos electrónicos. Futurism señala que millones de PCs que siguen siendo funcionales podrían ser descartados cuando los usuarios se vean obligados a actualizar por seguridad o por necesidad de compatibilidad con nuevas funciones.
Ese flujo de renovación tecnológica tiene implicaciones ecológicas y económicas. Para muchos hogares y empresas, reemplazar hardware representa un gasto que no estaba previsto, y para el planeta supone más residuos y consumo de recursos.
La decisión de Microsoft de centralizar la IA en la experiencia del sistema, más allá de sus beneficios en productividad, complica el balance entre innovación y sostenibilidad. En mercados emergentes y en sectores con presupuestos ajustados, la presión para migrar podría traducirse en una obsolescencia prematura de dispositivos.
Además, existen dudas sobre la accesibilidad: no todos los equipos nuevos ni todas las configuraciones serán igualmente capaces de aprovechar la nueva pila de IA, lo que amplifica la brecha entre usuarios según su poder adquisitivo y la antigüedad de su hardware.
Qué pueden hacer usuarios y administradores
Por ahora, Microsoft mantiene la opción de habilitar o no las funciones de Copilot, lo que deja margen para la decisión individual. Los usuarios preocupados por privacidad o impacto ambiental pueden optar por retrasar la actualización o buscar alternativas de seguridad disponibles para Windows 10 que no dependan de la migración inmediata.
Empresas y administradores de TI deben evaluar la compatibilidad de su parque de hardware con Windows 11 y ponderar costos de actualización versus riesgo operativo. Las decisiones de políticas internas sobre permisos, auditoría de actividad y cifrado serán clave si optan por implementar Copilot.
También es aconsejable revisar las configuraciones de privacidad que Microsoft ponga a disposición y exigir claridad sobre el almacenamiento local, el cifrado de datos y el manejo de información sensible. La transparencia en los términos y en mecanismos de control ayudará a mitigar riesgos.
Finalmente, la comunidad técnica y los defensores de la privacidad están en posición de exigir estándares más estrictos y auditorías externas para funciones que implican captura constante de pantalla y acciones automatizadas en el dispositivo del usuario.
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