Más de 230 organizaciones ambientalistas en EE. UU. pidieron una moratoria nacional a la aprobación y construcción de nuevos centros de datos, advirtiendo que la rápida expansión impulsada por la inteligencia artificial y las criptomonedas está encareciendo la electricidad, presionando el uso de agua dulce y generando tensiones sociales en comunidades de varios estados.
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- Más de 230 organizaciones ambientalistas exigen al Congreso de EE. UU. una moratoria nacional a nuevos centros de datos.
- Señalan que la expansión ligada a la IA y las criptomonedas eleva tarifas eléctricas, uso de agua y tensiones sociales en comunidades.
- Proyectos de OpenAI y Oracle en Michigan y Wisconsin ya enfrentan protestas, arrestos y preocupación por impactos locales.
🌍🚨 Grupos ambientalistas en EE. UU. exigen moratoria en nuevos centros de datos de IA y criptomonedas.
Más de 230 organizaciones advierten sobre el aumento en tarifas eléctricas y la presión sobre recursos hídricos.
La expansión sin regulación afecta comunidades locales y el… pic.twitter.com/0HwcLXtRbr
— Diario฿itcoin (@DiarioBitcoin) December 9, 2025
La creciente demanda energética de los centros de datos que impulsan la inteligencia artificial y las criptomonedas encendió las alarmas del movimiento ambientalista en Estados Unidos, en un momento en que los costos de electricidad ya avanzan al alza y las comunidades locales comienzan a resentir los impactos en su entorno.
En una carta pública reciente, más de 230 organizaciones pidieron al Congreso de EE. UU. establecer una moratoria nacional a la aprobación y construcción de nuevos centros de datos. El llamado apunta directamente al corazón del boom digital que alimenta modelos de IA y operaciones de criptomonedas, sectores que requieren una infraestructura intensiva en energía y agua.
Según estas organizaciones, la expansión de esta industria se ha dado con una regulación limitada en varios niveles de gobierno. Esto ha generado preocupación entre activistas, académicos y comunidades que viven cerca de proyectos de gran escala, muchas veces sin información completa sobre sus efectos a largo plazo en tarifas, recursos naturales y planificación urbana.
Para lectores interesados en criptomonedas, IA y mercados financieros, esta controversia abre un ángulo clave: el costo físico y social de la infraestructura que sostiene los activos digitales y los modelos de cómputo avanzado que hoy dominan el debate tecnológico global.
La carta de más de 230 organizaciones: moratoria y alarmas por energía y agua
En la misiva citada por TechCrunch, organizaciones como Food & Water Watch, Amigos de la Tierra y Greenpeace reclaman que la expansión de centros de datos se está produciendo con demasiada rapidez. Para ellas, este crecimiento no ha sido acompañado por un análisis exhaustivo de sus efectos sobre el medio ambiente, el clima y las economías locales.
La carta afirma que “la rápida y en gran medida no regulada expansión de los centros de datos alimentando el frenesí de IA y criptomonedas está perturbando comunidades a lo largo del país y amenazando la seguridad económica, ambiental, climática y del agua de los estadounidenses”. Con este lenguaje, los grupos ponen en el centro del debate la relación directa entre infraestructura digital y riesgos sistémicos.
El documento solicita una moratoria nacional a la aprobación y construcción de nuevos centros de datos, al menos mientras no existan salvaguardas claras sobre impactos energéticos y hídricos. Esta moratoria, de avanzar, podría ralentizar temporalmente la expansión de la capacidad de cómputo para grandes modelos de IA y operaciones cripto intensivas.
Para los defensores de tecnologías como Bitcoin y la IA generativa, un freno regulatorio de ese tipo implicaría revisar cronogramas de proyectos, inversiones y metas de escalabilidad. Al mismo tiempo, puede profundizar el debate sobre cómo hacer compatibles estas innovaciones con objetivos ambientales y climáticos.
Electricidad más cara, encuestas de consumidores y estados bajo presión
La preocupación ambientalista se apoya en varios estudios que vinculan la llegada de nuevos centros de datos con aumentos en los precios de la energía en determinadas regiones. De acuerdo con la información reportada, cuando se instala infraestructura de gran consumo, los sistemas eléctricos locales deben responder con mayores inversiones o mayores cargas, lo que puede repercutir en las tarifas finales.
Los consumidores parecen percibir esta conexión. Una encuesta reciente, encargada por el instalador solar Sunrun, encontró que ocho de cada diez personas consultadas manifestaron preocupación por el posible impacto negativo de los centros de datos en sus facturas de servicios públicos. Esto sugiere que el tema dejó de ser solo técnico y empezó a ser parte de la conversación cotidiana en los hogares.
El contexto tarifario ya es tenso. Los precios de la electricidad han subido un 13% en el año, el mayor aumento anual en la última década, según la misma fuente. Este salto crea un entorno especialmente sensible para cualquier proyecto que pueda percibirse como un nuevo factor de presión sobre los costos de energía.
Se proyecta que los efectos se sentirán con más fuerza en un grupo de estados clave: Virginia, Pensilvania, Ohio, Illinois y Nueva Jersey. Estas jurisdicciones están programadas para registrar los mayores incrementos en capacidad de centros de datos, por lo que podrían convertirse en el campo de prueba de este conflicto entre desarrollo digital y sostenibilidad local.
Demanda energética rumbo a 2035: el peso de la IA y las criptomonedas
Las proyecciones energéticas para la próxima década ilustran la magnitud del desafío. De acuerdo con la información citada por TechCrunch, se espera que la demanda de energía para los centros de datos casi se triplique. La capacidad pasaría de 40 gigavatios en la actualidad a 106 gigavatios en 2035, si se cumplen las estimaciones.
Gran parte de este crecimiento se daría en áreas rurales, donde la llegada de un megacentro de datos puede transformar de forma radical el uso del suelo, la demanda de infraestructura y las relaciones entre empresas y comunidades. Este desplazamiento hacia zonas menos pobladas también abre interrogantes sobre acceso a agua, redes de transporte y resiliencia de los sistemas eléctricos locales.
Los defensores de la IA y de la minería de criptomonedas argumentan que la digitalización, a largo plazo, puede impulsar eficiencia económica, innovación y nuevos empleos. Sin embargo, los grupos ambientalistas resaltan que el impacto inmediato en consumo eléctrico y huella de carbono no puede ignorarse, especialmente si el mix energético aún depende de fuentes fósiles.
La carta enfatiza además que “todo esto se suma a los significativos y preocupantes impactos que la inteligencia artificial está teniendo en la sociedad, incluyendo la pérdida de empleos, inestabilidad social y concentración económica”. De esta forma, los activistas vinculan el debate energético con una discusión más amplia sobre desigualdad y automatización.
Protestas en Detroit: OpenAI, Oracle y un centro de datos de 1,4 gigavatios
El conflicto no se mantiene solo en el plano de las declaraciones. En los últimos días, varios proyectos concretos se han convertido en puntos de fricción entre empresas tecnológicas, gobiernos locales y ciudadanía. Uno de los casos más visibles se dio en Detroit, frente a la sede de la empresa de servicios públicos DTE.
Manifestantes marcharon fuera de las oficinas de DTE para rechazar un proyecto de centro de datos de 1,4 gigavatios vinculado a OpenAI y Oracle. La compañía de servicios está buscando la aprobación de la Comisión de Servicios Públicos de Michigan para suministrar la electricidad requerida por esta instalación de gran escala.
Los asistentes a la protesta expresaron preocupación por varios frentes. Temen que la infraestructura propuesta eleve las facturas de electricidad de los residentes, que requiera un uso excesivo de agua dulce en un momento de creciente atención a la seguridad hídrica y que genere problemas de tráfico vinculados a su construcción y operación.
Para la industria de IA y para empresas activas en blockchain, estos episodios de resistencia social anticipan un entorno más complejo para desarrollar nuevos centros de datos. La licencia social, es decir, la aceptación de la comunidad, se perfila como un factor tan importante como los permisos regulatorios o los incentivos fiscales.
El proyecto Stargate en Wisconsin y la escalada de tensiones locales
La tensión también se hizo visible en Wisconsin, donde un centro de datos de 902 megavatios, planificado como parte del proyecto Stargate de OpenAI y Oracle, generó un fuerte choque durante una reunión del consejo común local. Según la información recogida por TechCrunch, tres personas fueron arrestadas en ese encuentro.
Este episodio muestra cómo las decisiones sobre grandes infraestructuras tecnológicas ya no transcurren solo en despachos de reguladores o salas de juntas corporativas. Las audiencias públicas y los consejos municipales se han convertido en escenarios donde se cruzan argumentos técnicos, ambientales y políticos sobre el futuro de estas inversiones.
Para los defensores de estos proyectos, la magnitud de la capacidad de cómputo propuesta podría posicionar a esas regiones como polos de innovación en IA y servicios en la nube. No obstante, para sectores críticos, el costo en términos de energía, agua y cambios en la dinámica local puede superar los beneficios prometidos.
El caso de Stargate se suma así a una lista creciente de iniciativas donde la expansión de infraestructura digital enfrenta resistencia, en un contexto global en el que los mercados de IA y criptomonedas continúan captando capital y atención mediática.
Lo que está en juego para la IA, las criptomonedas y las comunidades
El llamado a una moratoria nacional sobre centros de datos plantea preguntas incómodas para el ecosistema de IA y criptoactivos. ¿Es posible sostener el ritmo de innovación sin seguir incrementando, casi sin límite, la capacidad de cómputo y, con ello, el consumo eléctrico asociado? Esta tensión obliga a revisar modelos de negocio, eficiencia tecnológica y estrategias de sostenibilidad.
Al mismo tiempo, los gobiernos y reguladores deberán equilibrar el atractivo económico de atraer centros de datos con las obligaciones de proteger a los consumidores y al medio ambiente. Esto puede conducir a nuevas exigencias de transparencia sobre consumo energético, fuentes de generación y uso de agua en cada proyecto.
Para las comunidades afectadas, el debate no es abstracto. Se trata de tarifas que llegan cada mes, de la presión sobre reservas de agua dulce y de la transformación del paisaje local por instalaciones que operan de forma continua, lejos de la vista del usuario final que disfruta de servicios de IA o plataformas de criptomonedas.
La historia que recoge TechCrunch sugiere que el futuro de la infraestructura digital en Estados Unidos se definirá tanto en el terreno de la ingeniería y las finanzas como en el de la política local y la movilización ciudadana. La relación entre innovación y sostenibilidad se ubica, así, en el centro de la discusión.
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