Por Canuto  

La administración de Donald Trump se prepara para firmar una orden ejecutiva que establecería un único marco regulatorio federal para la inteligencia artificial en Estados Unidos, con el objetivo declarado de evitar un mosaico de normas estatales que, según el presidente y el CEO de Nvidia, Jensen Huang, pondría en riesgo el liderazgo tecnológico del país frente a China.

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  • Trump impulsa una orden ejecutiva de “Una Regla” para centralizar la regulación de la inteligencia artificial en Estados Unidos.
  • El presidente advierte que 50 marcos regulatorios estatales podrían “destruir” la IA en su infancia y frenar la innovación.
  • El CEO de Nvidia, Jensen Huang, respalda un estándar federal único y señala riesgos de seguridad nacional si la IA se regula estado por estado.

 


La Casa Blanca de Donald Trump está preparando una orden ejecutiva conocida como la Orden de “Una Regla”, destinada a unificar bajo un solo marco federal la regulación de la inteligencia artificial (IA) en Estados Unidos. La iniciativa se presenta como una respuesta directa al riesgo de que cada estado imponga su propio régimen normativo, lo que, según el presidente, pondría en peligro el liderazgo tecnológico del país frente a China.

El debate sobre cómo regular la IA se ha intensificado a medida que esta tecnología se integra en sectores estratégicos como defensa, finanzas, energía y telecomunicaciones. Para la administración Trump, permitir que 50 estados avancen con regulaciones divergentes no solo crearía incertidumbre para las empresas, sino que representaría una amenaza directa a la competitividad estadounidense en una carrera global por la supremacía de la IA.

La postura del presidente se alinea con voces influyentes del sector tecnológico, como el CEO de Nvidia, Jensen Huang, quien también advierte sobre los riesgos de una regulación fragmentada. En este contexto, la Orden de “Una Regla” busca establecer un solo “libro de reglas” a nivel nacional, con la idea de ofrecer claridad normativa y acelerar el despliegue de infraestructuras críticas vinculadas a la inteligencia artificial.

La medida se enmarca, además, en una estrategia más amplia de la administración para reforzar la base industrial y tecnológica del país, que incluye centros de datos, minería de tierras raras y actualización de redes eléctricas, con el fin de sostener la expansión de la IA en los próximos años.

Trump exige “un solo libro de reglas” para la IA

Donald Trump utilizó su cuenta en Truth Social para insistir en que la IA debe regirse por un único conjunto de normas a nivel federal.

“Debe haber solo Un Libro de Reglas si vamos a continuar liderando en IA”, escribió, subrayando que Estados Unidos está “venciendo a TODOS LOS PAÍSES en este punto de la carrera”, aunque advirtió que esa ventaja podría no durar.

El presidente argumentó que, si se permite que cada uno de los 50 estados imponga sus propios procesos de aprobación y requisitos regulatorios, la industria se vería rápidamente paralizada. En sus palabras, “no puedes esperar que una compañía obtenga 50 Aprobaciones cada vez que quieran hacer algo. ¡ESO NUNCA FUNCIONARÁ!”.

Desde su perspectiva, muchos estados podrían convertirse en “actores negativos” dentro del proceso normativo, lo que retrasaría proyectos clave y agregaría costos de cumplimiento difíciles de sostener para las empresas que desarrollan y despliegan sistemas de IA. Esta fragmentación, advierte, generaría obstáculos burocráticos en un momento en que otros países avanzan con estrategias centralizadas.

Trump afirmó que la “Orden Ejecutiva de Una Regla se firmará esta semana”, reforzando con ello el mensaje de urgencia. La iniciativa estaría diseñada para impedir que cada estado defina sus propias reglas básicas de uso, entrenamiento y despliegue de modelos de IA, trasladando la autoridad principal al nivel federal.

Temor a un mosaico regulatorio estatal y a la “IA despierta”

La administración Trump sostiene que un mosaico de regulaciones estatales no solo frenaría la innovación, sino que también sería perjudicial para la nación en su conjunto. La preocupación central es que, sin un estándar nacional, se generen 50 regímenes distintos, con requisitos conflictivos que desincentiven inversión y experimentación.

El mes pasado, Trump ya había comentado este escenario en Truth Social, donde criticó intentos de algunos estados de integrar la ideología DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) en los modelos de IA. Afirmó que ello produciría lo que denominó “IA Despierta”, mencionando de forma crítica el ejemplo de un “George Washington Negro” como símbolo de resultados que considera ideologizados.

Para el presidente, estos enfoques reflejan cómo ciertos estados podrían utilizar la regulación para moldear los resultados de la IA según agendas políticas específicas. Su conclusión es tajante: “DEBEMOS tener un Estándar Federal en lugar de un mosaico de 50 Regímenes Regulatorios Estatales”.

En ese mismo mensaje, Trump advirtió que, si no se adopta un estándar federal claro, China podría “alcanzar fácilmente” a Estados Unidos en la carrera por la inteligencia artificial. Sugirió incluso que el Congreso debería incluir estas disposiciones en la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA, por sus siglas en inglés) o aprobar un proyecto de ley separado para blindar el liderazgo estadounidense.

Carrera tecnológica con China y seguridad nacional

La referencia a China no es casual. En la visión de la administración Trump, la IA se ha convertido en un componente clave de la competencia geopolítica entre grandes potencias. La capacidad de entrenar modelos avanzados, procesar enormes volúmenes de datos y desplegar aplicaciones en campos como defensa y ciberseguridad es vista como un factor decisivo para el poder nacional.

Por ello, el gobierno enmarca la Orden de “Una Regla” como parte de una estrategia nacional de mayor alcance que incluye la construcción de centros de datos, la revitalización de la base industrial estadounidense y el reinicio de operaciones de minería y refinación de tierras raras. Estos insumos son fundamentales para la fabricación de chips y componentes necesarios para infraestructuras de IA.

Además, la administración busca impulsar la actualización de las redes eléctricas para soportar el enorme consumo energético asociado a grandes modelos de IA y granjas de servidores. Sin una red eléctrica más robusta, el despliegue masivo de estas tecnologías podría enfrentar cuellos de botella críticos.

Trump insiste en que un enfoque centralizado ayudaría a coordinar estos esfuerzos industriales, energéticos y tecnológicos bajo una sola estrategia federal, lo cual, en su opinión, es indispensable para mantener y ampliar la ventaja de Estados Unidos frente a competidores como China.

Respaldo de Jensen Huang y preocupaciones de la industria

Las preocupaciones de la Casa Blanca sobre la fragmentación regulatoria encuentran eco en el sector privado. Según la cobertura de ZeroHedge, el CEO de Nvidia, Jensen Huang, reiteró recientemente que la regulación estatal de la IA podría dañar el crecimiento de la industria estadounidense.

Huang señaló que si cada estado establece su propia normativa, la IA se verá frenada por una maraña de procesos de aprobación y requisitos contradictorios. A su juicio, esto no solo afectaría la velocidad de innovación, sino que también generaría una “preocupación de seguridad nacional”, dado que Estados Unidos necesita avanzar en tecnología de IA “lo más rápido posible”.

Para una empresa como Nvidia, clave en el suministro de GPUs y hardware especializado en IA, un marco federal único reduce la incertidumbre para sus clientes y socios que operan en múltiples jurisdicciones. Una regulación homogénea permitiría planificar inversiones a largo plazo con reglas claras y previsibles.

De acuerdo con la nota reseñada, Huang fue categórico al afirmar que “una regulación federal de IA es la más sabia”. Este respaldo desde el corazón de la industria sirve a la administración Trump como argumento adicional para sostener su ofensiva contra las regulaciones estatales dispersas.

Críticas a la gestión demócrata y apuesta por un enfoque federal

La administración Trump también enmarca el debate sobre la regulación de la IA en una crítica más amplia a la gestión de estados gobernados por demócratas. ZeroHedge menciona que, para la Casa Blanca, la “absoluta incompetencia” de ciertos gobiernos estatales ha “llevado a los estados azules al suelo”.

Como ejemplo, se cita el caso de un masivo fraude de prestaciones sociales cometido por somalíes bajo la supervisión del gobernador Tim Walz, utilizado por los aliados de Trump como muestra de fallos en la administración de recursos públicos a nivel estatal. Aunque ese caso no está directamente vinculado a la IA, se lo presenta como evidencia de que algunos estados no serían socios confiables para liderar regulaciones complejas.

Desde esta óptica, la Casa Blanca sostiene que un enfoque federal general es “el mejor plan de acción” para asegurar el desarrollo de la IA. Centralizar la autoridad regulatoria en el gobierno federal, argumentan, permitiría alinear objetivos de innovación, competitividad y seguridad nacional con menor riesgo de desviaciones políticas locales.

El mensaje político subyacente es que, ante la magnitud del desafío tecnológico, el país no puede depender de un mosaico de autoridades estatales con prioridades dispares. La IA, según esta narrativa, requiere una coordinación y una visión de largo plazo que solo el nivel federal puede garantizar.

Implicaciones para la innovación y el futuro regulatorio

Si la Orden Ejecutiva de “Una Regla” se firma en los términos sugeridos por Trump, podría redefinir el equilibrio de poder entre el gobierno federal y los estados en materia de regulación tecnológica. El impacto se sentiría especialmente en empresas emergentes y grandes plataformas que operan en todo el país.

Un marco federal único podría reducir costos de cumplimiento y acelerar el lanzamiento de nuevos productos, pero también concentraría en Washington D. C. decisiones clave sobre qué se considera un uso aceptable o riesgoso de la IA. Para algunas voces, esa centralización podría limitar la capacidad de los estados de experimentar con enfoques regulatorios más estrictos.

No obstante, para la administración Trump y actores como Jensen Huang, el riesgo de fragmentación es mayor que el de concentración. En su visión, la prioridad es asegurar que Estados Unidos mantenga el liderazgo en la carrera global de la IA y que ninguna barrera interna impida alcanzar ese objetivo.

En los próximos meses, el debate sobre esta Orden de “Una Regla” y las iniciativas legislativas asociadas, como su posible inclusión en el NDAA o en un proyecto de ley separado, será clave para definir el rumbo regulatorio de la inteligencia artificial en Estados Unidos y su posición frente a competidores estratégicos como China.


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