Por Angel Di Matteo   @shadowargel

El caso Tornado Cash expone un desequilibrio en la regulación: mientras los mezcladores son perseguidos, las plataformas centralizadas siguen siendo los principales canales para fondos ilícitos.

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  • Roman Storm fue declarado culpable por operar Tornado Cash sin licencia.
  • Reportes indican que la mayoría del lavado ocurre en exchanges centralizados.
  • Expertos piden fortalecer los controles KYC y la cooperación internacional.

Semanas atrás, el cofundador del mezclador de criptomonedas Tornado Cash, Roman Storm, fue declarado culpable en un tribunal federal de Nueva York por conspirar para operar un negocio de transmisión de dinero sin licencia. Fiscales estadounidenses celebraron la decisión como una victoria en la lucha contra el lavado de dinero en el ecosistema cripto. Sin embargo, el caso ha reavivado un debate más profundo: ¿están las autoridades enfocando sus esfuerzos en el lugar equivocado?

Mientras los reguladores han tratado durante años a los mezcladores como Tornado Cash como el símbolo del anonimato y el crimen financiero, los datos muestran una realidad distinta. Las mayores fuentes de lavado de dinero no son las herramientas descentralizadas, sino los exchanges centralizados, empresas con nombre y licencia que se presentan como altamente reguladas.

Exchanges centralizados: el verdadero cuello de botella del lavado

Según un informe de Chainalysis publicado este año, reseñado por CoinDesk, la mayor parte de los fondos ilícitos en 2024 fueron canalizados a través de plataformas centralizadas. Estos exchanges actúan como el punto final de la mayoría de los esquemas de lavado: el lugar donde los fondos sucios se transforman en dinero fiduciario y se transfieren a bancos tradicionales.

Los delincuentes prefieren estos servicios por las mismas razones que los usuarios legítimos: liquidez, rapidez y alcance global. Tornado Cash puede ocultar el rastro en Blockchain, pero no puede convertir los activos digitales en dinero fiat. Solo un exchange con conexiones bancarias puede hacerlo, y muchos operan con programas de cumplimiento débiles o subfinanciados, lo que permite que transacciones ilícitas pasen desapercibidas.

Casos emblemáticos han demostrado la magnitud del problema. En 2023, el Departamento de Justicia de EE. UU. llegó a un acuerdo con Binance, revelando que la plataforma había procesado transacciones ligadas a ransomware, mercados oscuros y entidades sancionadas. El exchange prometió mejorar sus controles, destinando USD $213 millones a su división de cumplimiento. Ese mismo año, BitMEX fue multado con USD $100 millones por violaciones a la Ley de Secreto Bancario, y sus fundadores —Arthur Hayes, Ben Delo y Samuel Reed— fueron posteriormente indultados por el entonces presidente Donald Trump.

Este patrón deja una conclusión inquietante: centrar la vigilancia en los mezcladores, mientras los exchanges siguen siendo las puertas de entrada y salida del sistema financiero, es “como cerrar las ventanas y dejar la puerta principal abierta”.

El espejismo del KYC

Las reglas Conozca a su cliente (KYC) se han convertido en el eje de la regulación financiera cripto. En teoría, estas normas deberían impedir el acceso de actores ilícitos al exigir verificación de identidad y monitoreo de transacciones. En la práctica, muchas veces se reducen a un trámite formal que brinda una falsa sensación de seguridad.

Algunos exchanges aceptan documentos de baja calidad o utilizan sistemas automatizados vulnerables a deepfakes y datos robados. Otros delegan su cumplimiento a terceros, limitándose a cumplir requisitos mínimos sin un seguimiento real. Incluso cuando el proceso funciona, los delincuentes pueden emplear prestanombres, empresas fantasma o cuentas intermediarias para sortear los controles.

El problema más grave es estructural. El KYC revisa cuentas individuales, pero no detecta patrones de lavado que se desarrollan entre múltiples usuarios o plataformas. Una entidad sancionada rara vez abrirá una cuenta a su nombre; más bien, distribuye sus transacciones en una red de intermediarios, dificultando el rastreo. Para cuando las alertas se activan, los fondos ya parecen “limpios”.

El desafío de reforzar la supervisión en los exchanges

Los exchanges centralizados seguirán siendo atractivos para el lavado de dinero mientras permanezcan en la intersección entre el mundo cripto y el sistema bancario. Por ello, informes insisten en que la solución no pasa por prohibir mezcladores, sino por reformar el diseño estructural de dichas plataformas.

Esto implica fortalecer las unidades de cumplimiento con recursos proporcionales al tamaño de las plataformas, cerrar vacíos legales que permiten operar desde jurisdicciones laxas y exigir responsabilidad personal de los ejecutivos cuando los controles fallan. Además, los reguladores deberían promover la colaboración activa entre exchanges y autoridades, compartiendo información en tiempo real sobre movimientos sospechosos.

Sin medidas coordinadas y tecnologías de monitoreo más sofisticadas, las acciones legales seguirán siendo reactivas, y miles de millones en fondos ilícitos continuarán filtrándose a través de las plataformas más grandes del sector.

En última instancia, el caso de Roman Storm y Tornado Cash revela una paradoja: mientras las autoridades persiguen los símbolos del anonimato, los principales motores del lavado de dinero operan a plena vista, bajo la fachada de la regulación.


Artículo escrito con ayuda de un redactor de contenido de IA, editado por Angel Di Matteo / DiarioBitcoin

Imagen original de DiarioBitcoin, creada con inteligencia artificial, de uso libre, licenciada bajo Dominio Público.


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