Por M.E Martínez  

En un artículo de opinión en The New York Times, Carlos Hernández dice que gracias a las criptomonedas cubre los gastos de su hogar, mantiene a sus padres y ayudó a su hermano a salir de Venezuela el verano pasado.

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Carlos Hernández es un venezolano, economista y colaborador del medio Caracas Chronicles, quien el pasado mes de febrero escribió un artículo de opinión para The New York Times asegurando que gracias a Bitcoin ha podido mantener a su familia. A continuación presentamos parte de su artículo:

Escasez crónica y falta de bolívares

Hernández reside en Ciudad Guayana, Venezuela y asegura que con la escasez crónica de alimentos en Venezuela, la tarea de solo ir a comprar un litro de leche ya es muy complicado, y agrega “pero para mí hay una capa de dificultad adicional: no tengo bolívares, la moneda oficial de Venezuela”. Carlos afirma:

Guardo todo mi dinero en Bitcoin. Mantenerlo en bolívares sería un suicidio financiero: la última vez que lo verifiqué, la tasa de inflación diaria fue de alrededor del 3,5 por ciento. Eso es inflación diaria; la tasa de inflación anual para 2018 fue de casi 1,7 millones por ciento. No tengo una cuenta bancaria en el extranjero, y con los controles de moneda de Venezuela, no hay una manera fácil para mí de usar una moneda extranjera convencional como el dólar estadounidense.

 

Comprar leche gracias a Bitcoin

Antes de que pueda comprar leche, Hernández necesita convertir bitcoins en bolívares. Él asegura:

En realidad, esa parte es más fácil de lo que piensas. Reviso los listados en LocalBitcoins.com, el intercambio que la mayoría de los venezolanos parecen usar, en busca de ofertas para comprar mis bitcoins de personas que usan el mismo banco que yo. De esa manera la transferencia bancaria puede pasar inmediatamente. Una vez que acepto la oferta, los bitcoins se deducen de mi billetera y el sitio los mantiene en custodia. Envío mi información bancaria al comprador y espero.

Después de que el comprador le envía los bolívares mediante transferencia bancaria, Carlos libera los bitcoins de la cuenta de depósito y estos se le transfieren a la billetera Bitcoin del comprador. Se dan una puntuación positiva, y eso es todo. De acuerdo con Carlos ” todo el proceso dura unos 10 minutos”.

Más venezolanos usando criptomonedas

Sin embargo, Carlos no es el único que ha tenido que recurrir al uso de las criptomonedas. Él asegura en su artículo que Venezuela ocupa el segundo lugar mundial en volumen de actividad en LocalBitcoins.com, después de Rusia.  Esa información también la ha publicado DiarioBitcoin.

A su vez, según CoinDance, un sitio web que controla las transacciones de criptomoneda, durante la semana que finalizó el 16 de febrero, las personas en Venezuela intercambiaron aproximadamente  USD $ 6,9 millones en LocalBitcoins.com, en comparación con aproximadamente USD $ 13,8 millones en Rusia.  Al respecto, este año se han intercambiado más de USD $61 millones a través de LocalBitcoins Venezuela según artículo publicado hoy en DiarioBitcoin.

Restricciones para el cambio de criptomonedas

Lamentablemente, Hernández aclara que no puede cambiar demasiados bitcoins a la vez. Afirma:

El gobierno no supervisa las transacciones de criptomoneda (todavía), pero sí supervisa las transacciones en bolívares, y cualquier valor de alrededor de USD $ 50 o más congelará su cuenta automáticamente hasta que pueda explicar a su banco de dónde provienen los fondos.

Aún así, el economista asegura que se podría decir que las criptomonedas han salvado a su familia. Escribe:

Ahora cubro los gastos de nuestro hogar por mi cuenta. Mi padre es un empleado del gobierno, en un departamento de impresión sin papel, y gana alrededor de USD $ 6 al mes. Mi madre se queda en casa sin ingresos. Y las criptomonedas ayudaron a mi hermano Juan, de 28 años, a escapar de Venezuela el verano pasado.

Dejar Venezuela gracias a las criptomonedas

Hernández cuenta que principios del año pasado, su hermano Juan comenzó a hacer diseño gráfico y traducciones en línea. Pero la mayoría de los sitios web pagaban por el trabajo independiente a través de PayPal y similares, los cuales, aclara,  no pueden usar porque los controles de cambio en Venezuela permiten que los bancos venezolanos usen solo moneda local. Así que su hermano tuvo que recurrir a las criptomonedas para recibir pagos. El economista afirma:

Gracias a esas ganancias, comenzó a pensar en dejar Venezuela. Pudo comprar lo que necesitaba para el viaje a Colombia: ropa, una mochila, un teléfono inteligente. Él puso algo de dinero a un lado. Incluso ganó un poco de pesos, una anomalía por aquí en estos días.

Las criptomonedas también lo ayudaron durante el viaje de cuatro días. El personal militar venezolano en las fronteras tiene una reputación de incautar el dinero de las personas que quieren irse, pero Juan, al tener Bitcoin y no efectivo, solo necesitaba llevar consigo una contraseña que había memorizado, asegura Hernández.

 

El plan

De acuerdo con Carlos Hernández el plan era que Juan enviara dinero a su casa, a través de las criptomonedas, después de que ganara lo suficiente.

Explica que Western Union convierte las remesas en bolívares a la tasa oficial del gobierno, que a menudo es aproximadamente la mitad de la tasa en el mercado negro, por lo que no es conveniente. Asimismo, algunos intermediarios convierten a la tasa del mercado negro, y muchos de los amigos venezolanos del economista que viven en el extranjero los usan. Pero, de acuerdo con Hernández:

Si no tienes un comerciante de confianza, puedes ser estafado fácilmente. Y el gobierno ha estado tratando de cerrar a intermediarios como esos durante años. Usar Bitcoin es más barato, más rápido y más seguro.

Sin embargo, aunque creían tenerlo todo resuelto. Juan no pudo encontrar un trabajo decente en Colombia. Después de tres meses se quedó sin dinero y Carlos Hernández le envió bitcoins para que pudiera regresar a Venezuela.

Finalmente, Hernández cuenta que un día después de cambiar sus bitcoins en bolívares, salió a buscar leche. Fue a cada una de las tiendas a poca distancia de su casa y ninguna de las 20 tiendas tenía el producto. Cuenta al final del artículo: 

Pero tuve que comprar algo, cualquier cosa, antes de que mis bolívares perdieran valor. Así que compré queso, de una tienda que solo tenía queso. Bueno, también tenía bolsas de plástico verdes transparentes sin etiquetas y lo que el vendedor dijo que era harina de maíz. Pero no me atreví a comprar eso.

Fuentes: Nytimes y Marketplace

Traducción y versión de Mayi Eloísa Martínez/DiarioBitcoin

Imagen de Twitter de Carlos Hernández

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