Por Gustavo López  

Algunos países pequeños son protagonistas de estas estadísticas.

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Algunas personas no paran de elogiar a las criptodivisas como un fructífero esquema para las finanzas globales, pero otros sostienen que las mismas podrían acelerar el calentamiento global y convertirse en un agente de gran fatalidad. Bitcoin y otras monedas digitales basadas en el algoritmo PoW (Proof of Work) son alimentadas por las operaciones de minería.

A medida que el hardware para minar continúa haciéndose más poderoso, la dificultad de esta operación aumenta de forma exponencial para que sea posible la emisión constante de nuevos tokens. Sin embargo, este aumento de dificultad también acarrea un incremento de energía, y de acuerdo a los informes recientes el repunte en el valor de Ethereum se ha traducido en un mayor interés entre los simpatizantes de las criptomonedas. Actualmente, muchas personas están minando Ethereum a través de procesadores gráficos.

La creciente demanda de tarjetas gráficas no sólo ha generado una escasez de GPU’s en el mercado, sino también un aumento en el consumo de energía. Según la data recopilada en mediciones recientes, la electricidad total consumida por la red Bitcoin ha aumentado a 14.54 terawatts-horas (TWh) por año. Se espera que los requerimientos de energía sigan creciendo en consonancia con la comunidad.

La cantidad total de energía requerida para procesar cada transacción Bitcoin a 163 kWh (kilovatio-hora), equivale a la cantidad de electricidad empleada por un hogar común en los Estados Unidos durante unos 5 días y medio. Otra extrapolación nos indica que el consumo de la red Bitcoin es equivalente al gasto energético anual de países como Mozambique o Turkmenistán… El segundo de estos países cuenta con una población mayor a los 5 millones de habitantes y ocupa el puesto 81 en el ranking de consumo energético a escala mundial.

No obstante, mientras que la red Bitcoin ocupa el primer lugar de consumo energético en el mundo, Ethereum no se queda muy atrás. La demanda total de electricidad para las operaciones de minería de Ethereum es equivalente a la de Moldova, una nación que se ubica en el puesto 120 del ranking mundial de consumo de electricidad, cuya población es de unos 3 millones de personas, en unos 4,69 TWh. Cada transacción de ETH emplea un promedio de 49 kWh, lo que se traduce a día y medio de electricidad para un hogar promedio estadounidense. La minería de Ethereum consume 8 veces más energía de la requerida para poner a trabajar la red de tarjetas de crédito empleada por VISA.

Eso sí, las próximas opciones para la escalabilidad de Bitcoin y el inminente cambio en Ethereum del algoritmo Proof of Work a Proof of Stake pueden conducir a una reducción significativa en las tendencias de consumo de electricidad.

Fuente: NewsBTC, TechPowerUp.

Versión de Gustavo López para Diario Bitcoin.

Imagen elaborada en Canva

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